Por raíces lingüísticas,
la palabra animación se enlaza con el significado de alma (ánima),
o sea, de un principio interior de vida.
Animar.
Es dar vida tanto a los vivientes como a las cosas inanimadas;
comunicar alegría y movimiento, infundir valor, dar fuerza y vigor.
El
animador es un joven que ha seguido un proceso de formación integral
y debe continuarla en forma más específica para poder dar un mejor
servicio.
Por
su inexperiencia todavía no tiene la madurez para ser un asesor,
pero puede animar a uno o más grupos, de acuerdo con él.
Desde
el aspecto educativo, la animación tiene como finalidad ayudar a
madurar a las personas y a los grupos. Genera un proceso de
crecimiento que transforma. Implica la responsabilidad de la persona,
lo hace sujeto activo, crítico y muy creativo para buscar aquello
que más contribuye a su desarrollo.
El
animador ayuda en la formación y organiza la vida del grupo, de tal
manera que favorece el desarrollo y crecimiento de los gérmenes de
vida que existen dentro de el y lo preparan para el protagonismo.
Favorece la comunión y participación de todos.
Animar
entonces, es movilizar y canalizar todas las tareas del grupo hacia
la utopía. El animador vive este servicio como una vocación que
implica a toda persona y DA
SENTIDO
A SU VIDA.
CARACTERISTICAS
DEL ANIMADOR
- Da testimonio con su vida más que con sus palabras.
- Está convencido de los valores que propone, por lo cual su presencia interroga y suscita el cambio en aquellos que viven con él.
- Está en medio de los jóvenes, conoce su realidad, los ayuda, anima y orienta, les sirve de apoyo para su caminar.
- Tiene la capacidad de dar y recibir; de escuchar, respetar y comprender a las personas cercanas a él.
- Mantiene el diálogo y la comunicación con los jóvenes, con coordinadores y asesores.
- Va creciendo en la conciencia del valor de la misión y trascendencia en la Iglesia y en la sociedad.
- Su opción y pasión por el Reino de Dios lo animan a servir a las personas y los estimula a trabajar mejor en la misión confiada.
- Es una persona en proceso de maduración de su Fe, promueve la vivencia de una espiritualidad del seguimiento de Jesús, encarnada en la realidad.
- Se empeña en conocer la realidad socio-económica, política, cultural y religiosa en que vive; se deja cuestionar por ella y se compromete a su transformación. Tiene claridad de las metas y objetivos del grupo y se mantiene actualizado.
- Reconoce sus limitaciones y errores, valora sus potencialidades, confía en sí mismo y en los demás; está en proceso de conversión.
- Ayuda a construir la comunidad, creando relaciones de amistad, servicio, fraternidad, confianza y diálogo entre los miembros del grupo.
- Desarrolla su capacidad de análisis, colabora para que cada persona y el grupo se promuevan integralmente. Actúa con sencillez y está siempre dispuesto a comprender; acoge y acepta las ideas de sus compañeros.
- Busca organizar su tiempo, delega y da prioridad a las necesidades más urgentes, está abierto siempre a los cambios. Consciente de las limitaciones personales y de los demás, enfrenta las dificultades con paz sin esperar que todo salga perfecto.
- Se mantiene en proceso de auto-formación.
- Se muestra optimista en todas las circunstancias.
ALGUNAS
FUNCIONES QUE AYUDAN A CLARIFICAR EL QUEHACER DEL ANIMADOR
- Incrementar el diálogo con las personas y los grupos.
- Planear la acción-reflexión junto con el asesor y los coordinadores. Colaborar en la orientación, el acompañamiento y la promoción del grupo, trabajando en equipo.
- Buscar con creatividad los recursos necesarios que impulsan el proceso personal y grupal para mantener el dinamismo renovador.
- Enseñar a manejar la metodología que promueve un proceso transformador.
- Ayudar en las crisis grupales, posibilitar la confrontación evangélica y estimular su crecimiento.
- Favorecer la relación con distintos grupos con la comunidad, con los asesores y con otras instancias.
- Facilitar la evaluación personal y grupal.
- Fomentar la unidad entre Fe y Vida.
- Vivir con el grupo la solidaridad y el compartir. Buscar la comunión y la participación eclesial.
- Propiciar la reflexión sobre la acción.
- Velar porque la proyección a la comunidad esté integrada en un proyecto alternativo de Reino, para que no degenere en asistencialismo, hasta lograr la formación de los integrantes como sujetos históricos.
- Dinamizar una o más comisiones dentro del grupo (formación, proyección a la comunidad).
- Clarificar con el asesor y los coordinadores, las funciones de las comisiones y los liderazgos que se requieren en el grupo.
- Animar la vida del grupo para que cumpla con sus objetivos, en comunión con el asesor.
- Promover la vivencia de los valores del Reino de Dios, la formación de actitudes y el desarrollo de capacidades de los jóvenes en cada una de las actividades que realizan.
- Conocer los perfiles del grupo, del coordinador, del animador y del asesor.
COORDINADOR
Y/O DIRIGENTE:
El
dirigente o coordinador, es aquel individuo que, "gracias a su
personalidad dirige un grupo juvenil, con la participación
espontánea de sus miembros". Todo grupo juvenil necesita tener
un coordinador. Sin ser el único responsable de la toma de
decisiones y trabajo grupal, sí, por el hecho de ser el
representante, recae sobre él una gran parte de la responsabilidad
de organización. Un buen coordinador es el elemento clave de un
grupo. Sabe ser un líder. El verdadero líder ese aquel, que, en su
comunidad, trabaja para que todos se transformen en líderes. Así
mismo vive un proceso de formación integral.
Es
elegido por el grupo para prestar el servicio de la coordinación;
desarrolla sus tareas en relación constante con el asesor y con el
animador.
F U N C I O N E S:
- Conocer, valorar y amar a sus compañeros de grupo y apoyarlos en su crecimiento personal.
- Buscar con el grupo los objetivos comunes.
- Suscitar la participación del grupo; determinar los liderazgos que pueden realizar y entrenar en la ejecución de algunos, cuando el joven lo necesite, en comunicación con el animador y el asesor.
- Colaborar con ellos en la programación de los ciclos.
- Preparar, moderar y evaluar las reuniones en comunión con la asesoría y animación.
- Participar en las actividades programadas.
- Con el asesor y el animador, promover las actividades de proyección a la comunidad.
- Celebrar con el grupo los acontecimientos especiales.
- Evaluar las actividades con el grupo.
- Ser el vínculo de unidad entre el asesor y el grupo que sigue un proceso de formación integral.
- Representar al grupo en otras instancias eclesiales.
A
S E S O R:
La palabra "asesor" proviene de "sedere ad", que quiere decir "sentarse junto a" y sugiere la idea de motivar, acompañar, orientar e integrar el aporte y la participación de los jóvenes en la Iglesia y la sociedad y propiciar la acogida de esa acción juvenil en la comunidad.
La
ministerialidad de la asesoría se fundamenta en Jesucristo servidor
(Mt. 20,28), que realiza el proyecto de amor liberador de Dios; en la
ministerialidad de la Iglesia que sirve a la humanidad actualizando
la liberación integral realizada en Jesucristo; en el carácter
bautismal, por el que todo cristiano participa de la misión
ministerial de la Iglesia pro obra del Espíritu y en la opción
preferencial por los jóvenes.
La
asesoría no es un trabajo o una ocupación solamente, es una manera
de ser y de vivir con los jóvenes.
El
asesor de juventud es alguien a quien Dios ha llamado a serlo,
discierne con claridad su propia entrega a este servicio, tiene la
formación adecuada, el envío del Pastor diocesano y libremente
quiere serlo.
El
asesor de Juventud acompaña al joven, le brinda su experiencia y se
juega la vida con él.
El
asesor respeta el ser y el que hacer del Dirigente o Coordinador y
del Animador y lo acompaña y ayuda en su formación para que de
verdad sea el Dirigente o el Animador, según sea el caso, que el
grupo necesita en su proceso de vida y en su compromiso. El Asesor de
Juventud tiene su propia identidad. Definitivamente no es un
Dirigente, ni un Animador.
Los
Asesores de Juventud son Sacerdotes, Religiosos, Religiosas, Laicas y
Laicos, cada uno desde su ser propio y la riqueza de su servicio.
IDENTIDAD
DEL ASESOR:
- IDENTIDAD TEOLOGICO-PASTORAL. Se tiene en cuenta la ministerialidad de la asesoría o sea, el servicio (Iglesia, bautismo, opción preferencial por los jóvenes); se precisa el llamado y la misión (el envío) que es iniciativa del Padre en Jesucristo por el Espíritu Santo; el ámbito (todos los jóvenes) y el tipo de servicio a desarrollar, a saber, acompañar en sus procesos de educación en la fe. El llamado y la misión son mediados y discernidos por la Iglesia: los pastores, la comunidad local y los mismos jóvenes.
- IDENTIDAD ESPIRITUAL: El asesor es una persona de fe manifestada en la vivencia de una espiritualidad. Es su relación personal con el Padre, con Jesucristo y con el Espíritu Santo, desde la vivencia del Evangelio y desde las exigencias de la realidad. El asesor de Pastoral Juvenil concreta su espiritualidad en la opción por los jóvenes (encuentro con el joven empobrecido-tiene proyecto de vida cristiana clarificado).
- IDENTIDAD PSICOLÓGICA: El asesor es una persona que ha vivido ya un proceso de maduración tal que lo hace capaz de mirar el camino de los jóvenes con otra perspectiva. La madurez humana no es un proceso cerrado y definitivo, sino un proyecto que se construye diariamente. El asesor deberá ser consciente de que su proceso de maduración psicológica y de formación es constante y permanente.
- IDENTIDAD PEDAGÓGICA: El asesor es un educador que actúa de acuerdo a la pedagogía misma de Dios y tiene como modelo a Jesucristo. NO IMPONE, PROPONE. Educa acompañando a los jóvenes en la búsqueda y definición de su estilo de vida aportando principalmente el testimonio de su propia vida. ES UN EDUCADOR DESDE LA VIDA Y PARA LA VIDA.
- IDENTIDAD SOCIAL: El asesor es una persona encarnada en la realidad social y con un profundo sentido de pertenencia a ella. Conoce y asume las esperanzas y el dolor de su gente y de su pueblo. Es una persona profundamente convencida de la fuerza de los jóvenes para la transformación de la sociedad y para la construcción del reino.
La
identidad del Asesor de Pastoral Juvenil, con toda la riqueza de
dimensiones que integra determina también el rol del asesor, es
decir: el conjunto de actitudes, quehaceres, tomas de posición y
estilos de vida y de acción que pone en práctica para el
cumplimiento de su misión, íntima y coherente relación con su
propio ser y con su propia realidad.
EL ASESOR DE JUVENTUD BUSCARÁ LOS ELEMENTOS QUE LE AYUDEN A FORMARSE PARA SER TAL Y SERVIR AL JOVEN DESDE SU TAREA PROPIA COMO ASESOR. PROCURARÁ DECIDIDAMENTE VIVIR UN PROCESO PERMANENTE DE FORMACIÓN QUE LO CAPACITE A SER Y ACTUAR. HABLE CON SU OBISPO, CON SU SUPERIOR RELIGIOSO, O CON SU PASTOR Y RESPONSABLE MÁS CERCANO, Y PROGRAMEN JUNTOS SU FORMACIÓN. EN EL PEOR DE LOS CASOS, SEA UN ACUTODIDACTA, EN LO POSIBLE ACOMPAÑADO SIEMPRE POR OTRO U OTROS ASESORES DE JUVENTUD. NADIE SE CRUCE DE BRAZOS NI PERMANEZCA TRABAJANDO " A LO LÍRICO", SIN ALGUN PROCESO QUE LE PERMITA FORMARSE ADECUADAMENTE.